Definir alfabetización, va más allá de una cuestión académica, sino que, como lo expresa
Berta Bravslasky (2003), su definición
depende cuando se reconoce que la política afecta a la alfabetización y, que a
su vez, la definición afecta a la política, por lo que, “su definición determina el nivel de
involucramiento y, en consecuencia, el nivel de financiamiento de la educación
básica” (Venezky, 1990:2, en Bravslasky 2003 p.3).
La alfabetización no es un proceso natural, como lo es
la adquisición del patrimonio de la lengua oral, la cual se adquiere mediante
el contacto de los niños con los adultos hablantes mediante la interacción que
realizan a través de la conversación,
sino por el contrario, la lengua escrita, es el aprendizaje del sistema y las
estrategias del uso de un producto cultural.
Por lo que podemos decir entonces, que la palabra alfabetización se refiere a las
habilidades lingüísticas y cognitivas necesarias para el ingreso al mundo de
los conocimientos producidos por la humanidad.
A fines del siglo XIX se entendía que el proceso
alfabetizador duraba un determinado período, el cual se iniciaba alrededor de los
6 o 7 años durando un alrededor de 3, 4
o 6 años de escolarización, siguiendo un modelo de alfabetización basado en la
escritura manuscrita e impresa a la que se pretendía llegar. Actualmente, y
como consecuencia del lanzamiento de las Naciones Unidas de la
Década de la Alfabetización (2003-2012), el concepto de
alfabetización tiene una visión renovada: es un largo proceso que comprende
todo el desarrollo humano, que cambia con las culturas y en la historia; y que
mucho tiene que ver la escuela, si dicho proceso se contextualiza en el entorno
escolar, siendo entonces, los maestros de Nivel Inicial y Primer Ciclo de la Educación Primaria
los encargados de iniciar al niño en la apropiación de la lengua escrita
para darle un uso adecuado, sin dejar de
lado la importancia que tienen la sociedad y la política.
“… que se considera relevante
recuperar este campo de la alfabetización inicial en forma sistemática, por la
importancia que tiene en la escolarización y en la inclusión social y cultural
de niños y jóvenes.
Buena parte del fracaso
escolar se asienta en las falencias de la alfabetización, no atribuibles a
“patologías” de los alumnos. Sus efectos no alcanzan sólo a los resultados
inmediatos y diferidos en la escolaridad primaria, sino que se proyectan y
multiplican en los primeros años de la escolaridad secundaria y en el acceso al
mundo laboral.
El logro de la
alfabetización, de la capacidad lectora y del desarrollo de la expresión
escrita, ha sido siempre un importante objetivo de la escuela. A lo largo de la
historia, ha sido también un reconocido mérito de las aulas y de los docentes
del país. En el contexto actual de la sociedad de la información, este logro
adquiere aún mayor trascendencia y envergadura. El acceso y manejo de la
información, que es eminentemente escrita, es central para la inclusión e
integración social, como para la participación cultural.
La búsqueda de la
construcción metodológica para estos propósitos es un desafío impostergable y
continuo para la docencia, tanto para la formación inicial en los IFD como en
el desarrollo profesional, cuya contribución no se agota en el primer grado de
la escuela primaria sino que acompaña su primer ciclo y toda la educación
básica”.
Por tal motivo, el presente blog, pretende ser un
lugar de encuentros que brinde posibilidades de crecer juntos en nuestra
Formación Docente.
María Cristina Elarre